RIESGO DE CÁNCER

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El cáncer sigue siendo una de las principales preocupaciones de salud en todo el mundo. Incluso, se espera un incremento en la incidencia del cáncer a nivel mundial y específicamente en España, se ha estimado que en 2040 la incidencia alcance los 341.000 casos comparados con los 279.260 casos, que según los cálculos de la Red Española de Registros de Cáncer (REDECAN) se estimaban para el 2023.

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Tipo de muestra: Saliva

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Con este panorama, es fácil de entender que se deben extremar los esfuerzos en prevención porque si bien algo se ha avanzado, parece que aún quedan ajustes importantes a considerar e implementar dentro de las medidas preventivas que se han empleado de forma clásica en estos años.

La pieza clave que hay que redefinir y ajustar pasa por la única estrategia analítica que nos puede poner años por delante de la aparición del cáncer: el análisis genético. Es verdad que se ha estado haciendo y que existen unidades de análisis genético dentro de los principales servicios de oncología, pero estos análisis se han enfocado a personas a riesgo por sus antecedentes familiares: los casos de cáncer hereditario. Sin embargo, ha faltado definir estrategias coste/efectivas que lleven los programas de pesquisa o despistaje de riesgo genético a toda la población. Claro está, para ello también se deben definir y concretar los programas de prevención basados en estos datos con un carácter práctico, para asegurar su eficacia. Por tanto, no quedarse en la genética, sino ampliar la actuación hacia la forma en que se expresan esos genes (epigenética) para que la prevención sea realmente una prevención primaria de utilidad.

Las herramientas de partida ya las tenemos. Disponemos de paneles de secuenciación de genes de última generación (Paneles de secuenciación de exoma) que permiten abarcar todas las regiones del genoma, que, según los datos científicos disponibles en la actualidad, son las que se relacionan con el riesgo para la mayoría de las manifestaciones del cáncer. Por otra parte, disponemos de paneles que permiten el despistaje de otras combinaciones de genes que predisponen al desarrollo del cáncer en función de la exposición a agentes externos que actuarían como sus detonantes (el llamado cáncer multifactorial) y con estos datos, podemos aplicar programas preventivos más específicos y precisos al estar adecuados a las características propias de cada caso.

En resumen, para seguir ganado eficiencia en la prevención del cáncer, es el momento de tomar en serio la aplicación de la Medicina Genómica abarcando a toda la población, como parte integral de los programas de prevención del cáncer, que, si bien han sido eficaces, parece que no lo han sido del todo a la luz de las cifras que siguen estimando su progresión al alza.
Con total seguridad, esta es la pieza que falta para contener esta tendencia y comenzar a revertirla.